Steve Wozniak, convertido ya en todo un icono de culto, comparte su visión de la creatividad, el entorno empresarial, el bien común, el dinero y la felicidad, y la relación de estas cinco cuestiones entre sí.
Steve Wozniak es, ante todo, un ingeniero, un creador. Un ingeniero, además, con muy poco tiempo libre, como él mismo reconoce en su autobiografía iWozz, pues dedica la mayor parte de su tiempo a discernir nuevas formas de programar, de hacer la tecnología útil para la sociedad.
Al cofundador de Apple le debemos la existencia de los ordenadores actuales. El Apple I marcó un antes y un después en la informática. Fue el primer equipo capaz de funcionar con teclado y pantalla –él mismo acuñó el término monitor–, y además por un precio notablemente inferior al de los ordenadores del momento. A lo largo de su biografía plasma su genuina forma de entender la innovación.
1. Que no exista no significa que no sea una buena idea.
El socio de Wozniak, el fallecido Steve Jobs, solía decir que las personas no son capaces de saber que tienen una necesidad hasta que no descubren que existe un producto que la resolvería. Wozniak es más diplomático en sus palabras, pero reconoce que la innovación, la “verdadera inteligencia”, radica en “plantearse preguntas con escepticismo para llegar a la verdad, no asumir lo que te cuentan como si fuera cierto”. Y recuerda: “Ningún ordenador de la época tenía pantalla ni teclado. A nadie se le había ocurrido todavía”.